Mi nombre es Leticia.
Todo comenzó para ser exacto en agosto de 2014, ya hace algunos añitos. Debo de confesar que no era la persona más deportista, antes de comenzar a correr tenía mis temporadas en las que tomaba la bici pero era todo. Entonces ese agosto en la empresa donde trabaja mi papá estaban organizando una carrera en septiembre para los empleados y sus familias, así que pues nos animamos a participar y todo agosto comencé junto con papá, mamá y hermano a ir a entrenarnos al Xochipilli. Al principio y hasta el día que llegó la carrera yo decía “es de locos esto de correr 5 km! Pues qué no se cansan, es una locura de distancia”. Llega septiembre y corro mi primer carrera en 5km. En ese momento creí que este tema de las carreras estaba cerrado para mí, pero no, personalmente me comenzó a interesar y sin darme cuenta continué entrenando.
Se llega 2015 vísperas del tan esperado Maratón de las batallas de Celaya. Recuerdo a todos hablar de ello y yo aún que continuaba entrenando pues no me convencía de inscribirme pero sorpresas de la vida, la empresa de mi papá era patrocinadora así que terminé por correr mi segunda carrera de 5km y fue en ese abril de 2015 cuando conocí lo más respetado por todo corredor “el maratón”, fue ese día que me propuse entrenar duramente para llegar a correr un maratón.
Soy tan terca que después de haber conseguido correr 5km al mes ya estaba en mi tercera carrera y no cualquier carrera, nada más y nada menos que el medio maratón de Tamayo. Después de esa gran experiencia corriendo mi primer medio maratón comencé a participar en más y más carreras preparándome para el maratón.
Con el tiempo fui mejorando mis tiempos consiguiendo algunos muy buenos lugares, conociendo a grandes amigos que son una chulada de personas y lo mejor de todo compartiendo experiencias.
Ya van más de 6 añitos que la corredera se volvió parte de mi día a día, que me ha llevado a recorrer corriendo muchos sitios de la República. Antes de la pandemia el último fue el maratón MTY donde me atrevo a decir que se ha convertido en el evento más padre en el que he estado, Interminables filas y filas de personas participando en ese gran evento, una ruta padrísima y complicada. La experiencia en ruta con toda la buena energía que trasmiten las personas que apoyan en las calles, el conocer a personas de todas partes de la República, las mil emociones por las que pasas en tu lucha dentro de un maratón, pero la mejor recompensa es conseguir llegar a la meta y celebrar tu logro con los amigos y familia que te esperan.
Me encantó el reto en el que decidí enfocarme para descubrir de lo que era capaz de conseguir. Logro del cual me siento feliz pues me permitió vivir experiencias increíbles, viajes, hacer muchísimos amigos, autoconocerte en mente y cuerpo. Y lo mejor de todos esos nerviecillos antes del disparo de salida o la adrenalina cuando inicia la corredera.
